A nuestros trascendidos, quienes viven en nuestro corazón y mente, son su esencia y recuerdos los que nos acompañan siempre. Y como dice el dicho: "En este mundo matraca, de morir nadie se escapa".
Hoy los recordamos con amor y agradecimiento por las enseñanzas que nos dejaron y por su contribución para formar a quienes somos hoy.
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